Quería compartir contigo un bonito poema de José Mª Toro, extraído del libro “La Sabiduría de Vivir” que recoge en una bella metáfora la medicina de la estación de Otoño.
Durante estos días, en las sesiones de Yoga Integral, está muy presente la sabiduría que el Otoño nos trae. La práctica de Yoga en estas semanas, está orientada a desplegar la capacidad de canalizar y usar las cualidades del Otoño, siendo plenamente conscientes que el Otoño nos invita a soltar todo aquello que nos limita y aleja de nuestro centro. Nos acompaña en nuestro camino para transformar aquellas creencias y patrones que nos frenan, nos empequeñecen o nos hacen sentirnos no merecedores.
¡Espero inspirar tu estación otoñal!
Si quieres conectar con la sabiduría de las hojas que se dejan caer, te animo a disfrutar de mis sesiones de Yoga Integral o del Retiro de Yoga, Meditación y Gongs que hemos preparado durante el fin de semana del 22 de octubre en plena naturaleza.
«Las hojas no caen, se sueltan…”
“La hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría: la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación. La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja. (…) Cada hoja al aire me está susurrando al oído del alma ¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía! (…) Reconozco y confieso públicamente, ante este público de hojas moviéndose al compás del aire de la mañana, que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas. Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote. Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido … Quiero, en este tiempo, sumarme a esa sabiduría, generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer”. Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación. Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia consciencia y libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso.”